El Profeta Del Amor

Claudia Isabel Navas

13 juin, 2020

Del Amor

Y entonces dijo Almitra:

Háblanos del amor.

Y él levanto la cabeza y miro a las gentes, y un profundo silencio se hizo entre ellas.

Y con voz sonora dijo:

Cuando el amor os llama y os hace señas, seguidle,

Aunque sus caminos sean duros y pendientes.

Y cuando sus alas os envuelven, acceded, aunque pueda heriros la espada escondida entre sus plumas.

Y cuando os habla, creed en él, aunque su voz pueda destrozar vuestros sueños como el viento norte arrasa el mas bello jardín.

Pues así como el amor os corona, así os crucificará.

Así como logra vuestro crecimiento, también efectúa vuestra poda.

Así como alcanza vuestra máxima altura y acaricia vuestras más tiernas ramas que tiemblan en el sol.

Asi descenderá hasta vuestras más hondas raíces y las hará vacilar en su adherencia a la tierra.

Cual gravillas de maíz él os recoge dentro de sí mismo.

Os trilla para dejaros desnudos.

Os cierne para libraros de vuestras impurezas.  

Os tritura hasta lograr vuestra blancura.

Os amasa hasta que estáis flexibles;

Y entonces os asigna a su sacro fuego para convertiros en pan sagrado de la Sagrada fiesta de Dios.

Todo esto hará el amor dentro de vosotros para que podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con ese conocimientos seáis un fragmento del corazón de la Vida.

Más si en vuestro miedo buscáis solamente la paz y el placer del amor, entonces más os valiera cubrir vuestra desnudez y pasar de largo por el trillador del amor, al mundo sin estaciones donde reiréis, más no con la plenitud de vuestra risa, y lloraréis, más no todas vuestras lágrimas.

El amor no da más que su ser y no toma nada sino de sí mismo;

El amor no posee, ni quiere ser poseído;

Porque el amor es suficiente dentro del amor mismo.

Cuando amáis no debéis decir : “Dios esta en mi corazón”, sino más bien : “yo estoy en el corazón de Dios”.

Y no penséis que podéis dirigir el curso del amor porque él dirigirá el vuestro si os encuentra dignos de amar.

El amor no tiene más deseo que la realización de si mismo. Mas si amáis y necesitáis tener deseos, dejad estos ser vuestros deseos:

Diluirse y ser un ligero arroyuelo que canta su melodía en la noche.

Conocer el dolor de demasiada ternura.

Ser herido por vuestra propia comprensión del amor;


Y por el sangrar gustoso y con dicha.

Despertar al alba con un corazón alado y dar las gracias por otro día de amor:

Descansar al mediodía y meditar en el éxtasis del amor;

Regresar al hogar en la tarde con gratitud;

Y luego dormir con una oración por el amado en vuestros corazones y un canto de alabanza en vuestros labios.

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