Prólogo de El Profeta par Elena Laserna Pinzón
Claudia Isabel Navas |
21 avril, 2020 |
Autoretrato de Khalil Gibrán, ppos del siglo XX.
PRÓLOGO
Poeta de pasmosa profundidad espiritual, Khalil Gibrán traspasa con su pensamiento dilitados horizontes.
Dentro de su gran comprensión caben cuantos problemas han interesado a la humanidad en todas las épocas. Su espíritu sediento de verdad, en su anhelo por la difusión de esa verdad, en su anhelo por la difusión de esa verdad, se desborda en palabras de sabiduría como un mensaje de bondad y belleza.
Nacido en Bechari, pequeño puedo libanés; educado en Boston, la ciudad aristocrática de Estados Unidos, y en Beyruth, pintoresco lugar sirio, sobre el Mediterráneo; su personalidad revela una compleja mezcla de las antiguas filosofías orientales y de las modalidades del pensamiento moderno en occidente.
Su concepto sobre el crimen es de marcada actualidad:
“Asi como una hoja no se torna amarilla sin el conocimiento de todo el árbol, asi el malvado no puede hacer el mal sin la oculta voluntad de todos vosotros.”
Cristiana en su concepción del dolor:
“Como el fruto se rompe para exponer su corazón al sol, asi vosotros habéis de conocer el dolor”.
El dolor lleva a la perfección y sufriéndolo podemos aproximarnos al supremo fin.
Cristiano es también su concepto de justicia:
“Si alguno de vosotros quisiera traer a juicio a la mujer infiel, dejadle pesar el corazón de su marido en la misma balanza y medir su alma con iguales medidas”.
Jesucristo dijo : “Aquel que esté libre de pecado que lance la primera piedra”.
Al lado de tales pensamientos hondamente cristianos hallamos su creencia en la reencarnación : “Un instante de reposo sobre sobre el viento y otra mujer me llevara en su seno”.
La plenitud de su filosofía esta en su original definición del bien y de la belleza:
“Sois buenos cuando estáis en armonía con vosotros mismos”.
Se es bueno cuando no hay discrepancia interior, cuando el yo intimo y el externo son uno mismo.
“Sois buenos cuando no dais de vuestras posesiones sino de vosotros mismos”.
La bondad, entonces significa devoción a sus semejantes al mismo tiempo que armonía interior.
“Belleza no es el canto que desearíais escuchar ni la imagen que quisierais ver, sino por el contrario una imagen que veis aunque cerréis vuestros ojos y un canto que escuchareis aunque cubrais vuestros oídos”.
“Belleza es la vida cuando descubre su sagrada faz”.
Gibrán venera por sobre todo la vida, de allí su fuera creadora y su universalidad.
Debemos aceptar la vida con sus flujos y reflujos, sentirla y permitir que nuestra alma produzca música al soplo de su aliento. “Y entonces, -dice-apestaríais las estaciones de vuestro corazón como habéis aceptado siempre las que transforman vuestros campos”.
Armonía parece ser la sin teses de su potente pensamiento. Armonía entre la razón y la pasión, la dicha y la tristeza, el bien y el mal. Armonía en el amor, entre el ser mezquino y el nombre que hay en cada uno de nosotros. Armonía entre la vida y la muerte.
Este escritor no pertenece a ninguna escuela.
En su lenguaje sutil y simbólico entrega la esencia de su pensar elevado, místico y , sobre todo, humano.
La vida es una fuente en cuya linfa hay que beber con placer y amor en todas las estaciones. “En invierno sueña la semilla con la primavera”.
De su estilo he querido conservar la forma en lo posible sin alterar la esencia. Su prosa poemática conserva la brillantez arábiga y es como cofre mágico entreabierto que cautiva con el hechizo en la mas fina y pura pedrería.
En 1931 dejó de existir el gran poeta-filósofo legando a la civilización una obra vibrante y clara, floreciente de nuevas alboradas.
Deja cuatro libros escritos en araba : Las Alas Rotas, Lagrima y Sonrisa, Las Almas Rebeldes, Las Doncellas del Prado; y seis más: El Loco, El Precursor, Espumas y Arenas, Jesus, Hijo del Hombre, Los Dioses de la Tierra y El Profeta, escritos directamente en inglés.
Su genio singular allí expresado constituye el pedestal sereno en que reposa su inmortalidad.
(E.L.P : Elena Laserna Pinzón)
PRÓLOGO
Poeta de pasmosa profundidad espiritual, Khalil Gibrán traspasa con su pensamiento dilitados horizontes.
Dentro de su gran comprensión caben cuantos problemas han interesado a la humanidad en todas las épocas. Su espíritu sediento de verdad, en su anhelo por la difusión de esa verdad, en su anhelo por la difusión de esa verdad, se desborda en palabras de sabiduría como un mensaje de bondad y belleza.
Nacido en Bechari, pequeño puedo libanés; educado en Boston, la ciudad aristocrática de Estados Unidos, y en Beyruth, pintoresco lugar sirio, sobre el Mediterráneo; su personalidad revela una compleja mezcla de las antiguas filosofías orientales y de las modalidades del pensamiento moderno en occidente.
Su concepto sobre el crimen es de marcada actualidad:
“Asi como una hoja no se torna amarilla sin el conocimiento de todo el árbol, asi el malvado no puede hacer el mal sin la oculta voluntad de todos vosotros.”
Cristiana en su concepción del dolor:
“Como el fruto se rompe para exponer su corazón al sol, asi vosotros habéis de conocer el dolor”.
El dolor lleva a la perfección y sufriéndolo podemos aproximarnos al supremo fin.
Cristiano es también su concepto de justicia:
“Si alguno de vosotros quisiera traer a juicio a la mujer infiel, dejadle pesar el corazón de su marido en la misma balanza y medir su alma con iguales medidas”.
Jesucristo dijo : “Aquel que esté libre de pecado que lance la primera piedra”.
Al lado de tales pensamientos hondamente cristianos hallamos su creencia en la reencarnación : “Un instante de reposo sobre sobre el viento y otra mujer me llevara en su seno”.
La plenitud de su filosofía esta en su original definición del bien y de la belleza:
“Sois buenos cuando estáis en armonía con vosotros mismos”.
Se es bueno cuando no hay discrepancia interior, cuando el yo intimo y el externo son uno mismo.
“Sois buenos cuando no dais de vuestras posesiones sino de vosotros mismos”.
La bondad, entonces significa devoción a sus semejantes al mismo tiempo que armonía interior.
“Belleza no es el canto que desearíais escuchar ni la imagen que quisierais ver, sino por el contrario una imagen que veis aunque cerréis vuestros ojos y un canto que escuchareis aunque cubrais vuestros oídos”.
“Belleza es la vida cuando descubre su sagrada faz”.
Gibrán venera por sobre todo la vida, de allí su fuera creadora y su universalidad.
Debemos aceptar la vida con sus flujos y reflujos, sentirla y permitir que nuestra alma produzca música al soplo de su aliento. “Y entonces, -dice-apestaríais las estaciones de vuestro corazón como habéis aceptado siempre las que transforman vuestros campos”.
Armonía parece ser la sin teses de su potente pensamiento. Armonía entre la razón y la pasión, la dicha y la tristeza, el bien y el mal. Armonía en el amor, entre el ser mezquino y el nombre que hay en cada uno de nosotros. Armonía entre la vida y la muerte.
Este escritor no pertenece a ninguna escuela.
En su lenguaje sutil y simbólico entrega la esencia de su pensar elevado, místico y , sobre todo, humano.
La vida es una fuente en cuya linfa hay que beber con placer y amor en todas las estaciones. “En invierno sueña la semilla con la primavera”.
De su estilo he querido conservar la forma en lo posible sin alterar la esencia. Su prosa poemática conserva la brillantez arábiga y es como cofre mágico entreabierto que cautiva con el hechizo en la mas fina y pura pedrería.
En 1931 dejó de existir el gran poeta-filósofo legando a la civilización una obra vibrante y clara, floreciente de nuevas alboradas.
Deja cuatro libros escritos en araba : Las Alas Rotas, Lagrima y Sonrisa, Las Almas Rebeldes, Las Doncellas del Prado; y seis más: El Loco, El Precursor, Espumas y Arenas, Jesus, Hijo del Hombre, Los Dioses de la Tierra y El Profeta, escritos directamente en inglés.
Su genio singular allí expresado constituye el pedestal sereno en que reposa su inmortalidad.
(E.L.P : Elena Laserna Pinzón)
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